lunes, 4 de enero de 2010

Comida y bebida en fin de año (post hippie de 2010)

El final de 2009 me llegó en la cantina más antigua de la hermosa ciudad de Oaxaca, acompañado por tres grandes amigos: Uriel, Adriana y Laura, a quienes siempre les voy a agradecer todos y cada uno de los momentos del viaje de fin de año que iniciamos de manera casi aleatoria en una sobremesa un par de días antes...

La piloto oficial, Adriana, es una verdadera joya al volante, desde hacer un par de maniobras super hábiles, hasta mantener siempre mucha risa y buena actitud hicieron del viaje por carretera algo extremadamente sencillo y cómodo (sin restarle valor a la festvanette que se portó como las grandes).

Laura se la pasó regalando buena actitud y risas continuas (que no grabadas) además de convertirse en mi pareja de "lo que viene siendo" el baile espontaneo en cualquier lugar que oyéramos un poco de música.

Uriel igual sonriente y buen guía, conocedor de las oscuras tradiciones de la fiesta y el puebleo, sonriente inagotable y buen consumidor de mezcal y, por si fuera poco, cronista 2.0 del viaje titulado #festontheroad.

Mezcal (con chaser de cerveza oscura), chapulines, tlayudas, tasajo, quesillo, cecina fueron los ingredientes principales de este viaje. Mucha música, una ciudad hermosa (¿cómo carajos pudo pasar tanto tiempo sin que yo fuera?), gente poco amable (y que me perdonen los muchos oaxaqueños que conozco y que son la amabilidad en patas), mucha fiesta, mucha risa, mucha vida 2.0

La ciudad de Oaxaca es hermosa, tiene mucha música y muchos secretos en sus calles trazadas perfectamente en línea recta. Los puntos de fuga de esas calles son enormes e inspiradores. De igual forma tiene un olor particular (como todas las ciudades), pero esta es más mística, es una ciudad que te deja conocerla sólo a partes, por momentos... Nunca me sentí rechazado, pero tampoco parte de la ciudad. Básicamente no salimos del centro sino hasta el último día y cuando el tranvía turístico nos llevó a recorrer otras zonas.

Visitamos Santa María del Tule y la experiencia fue definitivamente asombrosa. Nunca había visto de tan cerca un árbol tan impresionante (y eso que las araucarias en casa de los bisabuelos son enormes), que transmite tantas cosas sin decir nada (ok, ok, me salió lo hippie)... Observar a ese ser vivo tan monumental desde la distancia se convierte en un valor, algo que no puedo describir y que, además llevaré conmigo siempre. Consideras el mundo desde otra perspectiva, al menos yo me cuestioné mucho más.

Mitla es una zona prehispánica pequeña pero que vale la pena mucho... silenciosa, abierta, arquitectónicamente diferente a todo lo que conocemos y al mismo tiempo muy personal, muy propia. Al salir las nieves de mezcal con higo o chicozapote eran imperdonables y altamente valiosas y agradecidas.

Me divertí mucho, comí casi lo mismo y me emborraché casi igual. Viví algunas experiencias que (y me da pena confesarlo) nunca había vivido, como ver un castillo de cuetes cuando lo encienden. Vivimos pláticas muy personales, las compartimos de una manera muy natural, hicimos tremendo osos, nos burlamos unos de otros y visceversa... en resumen, el viaje a Oaxaca fue como un cortometraje del año que terminó y, deseo, un preambulo del que empieza.

Pasó un poco de todo y eso me ayuda a decirles: FELIZ 2010

4 comentarios:

Miss Congeniality dijo...

Sólo puedo decirles a los tres UN MILLÓN DE GRACIAS por ese viaje, por cada minuto, cada risa, cada conversación, cada tlayuda y cada mezcal.
Recibir el año con ustedes sólo puede ser presagio de buenas cosas.
Además de recuerdos imborrables y varios kilos de más, traje de Oaxaca tres amigos que serán siempre parte importantísima de mi vida.
Ahora a planear la segunda versión del #festontheroad!

Srita. Laura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Srita. Laura dijo...

Aaaaayyyy yo también quiero comentar!!!
Como lo platicamos en Oxaca chaparritos... recibí el 2009 con mis amigas de toda la vida, haber compartido este 31 con ustedes representó el cerrar y abrir una nueva década con las personas que durante todo el 2009 fueron parte importante de mi vida. #Festontheroad me permitió reforzar lo que ya sabía, que en mi camino se encuentran personas que valen la pena, con las cuales seguiré compartiendo anécdotas, objetivos, pensamientos, llantos, bailes, cánticos (en el Pedro) y claro! mezcales... árranquense!!!
Gracias por tantos buenos momentos y como bien dice mi Partner... prepárense para muchos viajes más!!!
Los quiero!

Uriel dijo...

¿Cómo es que no había leído este post, este blog? Me siento tan avergonzado como tú por nunca haber estado en Oaxaca, dude.
Y vaya que la pasamos bien. Yo tenía años sin festejar de forma tan divertida, íntima y entusiasta un 31 de diciembre. Este viaje es, desde ya, una huella profunda, amorosa y jocosa, de mi vida.
Gracias a los tres (más yo) por decir sí y salud en Oaxaca.
Yo, suyo.