Pide El Principito al presentarse.
En esas sencillas tres palabras empieza a cambiar mi vida y mi apreciación de la literatura, mi relación conmigo mismo y con la gente que está a mi alrededor.
Pero no voy a hablar de El Principito, sino de una de las lecciones que más me han impactado y la cual quiero tener como máxima completa toda mi vida:
Tener a flor de piel la capacidad de sorprenderme.
Es volver a ser niño, es mirar todo con ojos nuevos, con la sorpresa que significa empezar a llenarte la cabeza de experiencias, de sorpresas, de miedos generados por la vida en sí y no por las estupideces que los adultos podemos decir y hacer.
Tener las emociones a flor de piel es recordar como aprendí que la plancha quema, que los mejores "dragones" se hacían con los pasadores robados a mi madre, el sabor dulce de la miel que se podía chupar de las flores azules que abundan en León, que en los ranchos cuando llueve llueven sapos, que el olor de gasolina puede ser enigmático pero asqueroso.
Las emociones a flor de piel, hoy, están mediadas por un veneno que se llama "cordura", pero de repente es una gran idea dejarla de lado y regresar a sentir el sabor amargo de las primeras lágrimas que cayeron en tu boca al perder a tu mascota, o al saber que se acababan las vacaciones y que la distancia no sería salvada por ninguno de los dos.
Tampoco se debe uno aventar "como el borras", al final de cuenta ya no somos tan flexibles, nos recuperamos tan rápido o nos movemos tan rápido; ¡pero eso es físico! y ¿a poco no quieres volver a sentir el vértigo de asomarte a una plataforma de 5 ó 10 metros y tirarte a la alberca?
Si mantienes junto a ti al niño que se sorprende por todo, seguramente vivirás mucho mejor, tendrás más diversión y te reirás mucho más. Es bien difícil, lo sé, pero al final ¿a poco no la infancia ha sido la mejor época que hemos tenido? ¿por qué no recuperar un poco de eso?
A lo mejor en este blog les he pintado un cordero, o a lo mejor lo han pintado para mi. Por eso, los Honro a todos y cada uno de ustedes. ¿Listos para seguirse sorprendiendo?
Una nota tardía o "alternate ending" o "directors cut":
El mundo se debería dividir en tres grandes sub-mundos:
2. Los que lo leyeron en la primaria, lo hicieron a huevo y no les dejó nada (es decir, no lo recuerdan o valoran) y
3. Los que no lo han leído.
Espero que mis 11 sacrificados lectores entren en el submundo 1, pero si alguno de ustedes está en el 2 les puedo aconsejar que le den una nueva oportunidad; ya no por tarea que la maestra dejó en la primaria, sino porque ahora son otras personas y chance esa infancia está ahí, un milímetro dentro de su piel.
Si hay alguien aún que está en el (por coincidencia) en el tercer mundo: ¡Apaguen esta computadora y láncense a comprarlo! después de leerlo... agradeceré sus comentarios.