martes, 26 de enero de 2010

La noche sin tiempo

En el momento en que abrió los ojos, se dio cuenta que ya no estaba junto a ella, que algo o alguien los había separado. Sintió tristeza y desesperación, pero no podía hacer nada, al menos no en ese momento.

La que había sido la casa que formaron juntos ya no lo era, se había convertido en un lugar peligroso, en el que se hubiera podido generar su final, su muerte eterna... muerte inimaginable. Ahora, una carreta lo llevaba a un lugar seguro, escuchaba dentro del ataud, los resoplidos de los caballos y la palabrería de la gente que estaba cumpliendo el mandato. Sentía como su cuerpo pegaba contra las tablas en cada brinco, en cada vuelta... se estaba alejando de ese lugar.

Pero algo había salido mal. Ella no estaba junto a él, se estaba alejando, transportada por alguien más a otro lugar. Sabiendo que era imposible regresar o siquiera investigar que era lo que habia pasado, decidió cerrar los ojos, cerrarlos para siempre, hasta que lo llamara nuevamente.

Durmió largamente, regresó al estado primigenio y ese sueño se convirtió en olvido, en nostalgia, en silencio, en hambre y en desolación. El sueño se convirtió en un olvido marcado por una búsqueda.

Se movía habilmente en ese tiempo, encontraba sus víctimas, se alimentaba y nada más. Todo parecía estar marcado para ser lo que siempre había sido, no habia cambios. Pero estaba seguro de que todo lo haría entregando una fuerte pasión a cada movimiento. Estaba claro de su muerte y lo único que quería era disfrutar cada día.

Una noche, sorpresivamente se encontró con una imagen que lo capturó, era el retrato de un ojo de mujer que le habló desde un silencio espectral. Por primera vez en muchos años, esa llamada despertó algo que llevaba siglos dormido. El Vampiro empezó a moverse en la que había decidio fuera su tumba. La crisálida estaba por abrirse.

Se comunicó con ella y comenzó a interrogarla, la soñó, la imaginó, puso inflexiones y tonos a cada una de las silenciosas palabras con las que ella impulsaba cada vez más al ser que habitaba en el fondo. Vio una y mil fotos, escuchó cien canciones, miles de historias y una cantidad incalculable de tinta negra empezó a llenar sus manos, digitales.

El vampiro estaba completamente despierto, todos sus sentidos alertas, el llamado había llegado y no sabía si ella lo escuchaba también, por lo que se agazapó tras el disfraz que durante tantos años había llevado y espero a tener la certeza. ¡Un error más podría haberlo destrozado por completo!

Y ante los sorprendidos ojos del Vampiro, ella empezó a desdoblar su belleza, empezó a ejercitar sus alas, sus ojos volvieron a brillar, sus labios se humedecieron, sus dientes listos. Con la certeza de haber encontrado nuevamente a la que perdió varios siglos atrás, el Vampiro se ejercitó (puesto que estaba muy débil), igual fortaleció sus alas, peinó sus cabellos, encontró la paz en su mirada, levantó la ceja, afiló los dientes.

Y en el momento menos esperado por ella o por él, (sólo un vehículo del destino para unir a los Vampiros), la historia inconclusa varios siglos atrás tomó sentido. El Vampiro salió majestuozo, fuerte, hipnotizante. La Vampira era seductora, sus largos y negros cabellos serván de faro ante este encuentro tan largamente esperado.

Y tanto los Vampiros como ella y él, se encontraron en una noche interminable, en una noche desgastante, demandante. Ambos se encontraron en un abrazo, o a lo mejor aún no lo han hecho. Ambos saben, en el fondo de tanta incertidumbre, que vendrá el abrazo que no los dejará separarse más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Rockprincessw dijo...

Imposible no llamarte, tus palabras, tus miradas... no me quedo la menor duda que eras tu... después de siglos nos volvimos a encontrar... llegaste a llenar ese vacio... me quiero quedar en tus brazos eternamente

Anónimo dijo...

UNA VEZ MAS ME DECLARO FAN!!! NO SABRIA SI ME ENCANTARIA MORIR ASESINADA X TI O MORIR EN LOS BRAZOS DE UN VAMPIRO.